De LA RIOJA |
Entre cepas, olivos y almendros en flor, descubrimos en Navarrete "Casa Peregrinando", un rincón oculto entre piedras milenarias, un lugar lleno de encanto donde la modernidad se hermana con la tradición gracias al buen hacer de Roberto.
Desde allí, recorriendo las tierras de la región bajo un tímido sol, nos deslumbraron los brillos rosados del hotel de las bodegas de Marqués de Riscal (Elciego) y las sinuosas ondulaciones de las bodegas de Ysios (Laguardia), y nos dejamos llevar por la magia de pequeños pueblos como Laguardia, donde descubrimos, como no podía ser de otra manera, nuevos y atrevidos vinos que excitaron nuestros sentidos, y Briones, donde comimos una deliciosa carne a la brasa de sarmientos. En Logroño, en la calle Laurel, disfrutamos del tapeo del lugar y en Navarrete, aconsejados por Roberto, nos dejamos llevar por las sabias recomendaciones de Begoña y Antonio, dueños del restaurante "Deportivo" y nos dieron a probar un vino blanco exquisito, Lealtanza. Nos gustó tanto el sitio que la última noche volvimos allí y, con frío, mucho frío, pero con la calidez de sus gentes (las historias de Begoña y sus amigos y los gintonics de Antonio -buenísimos-) nos despedimos de La Rioja.
Pedro y Mamen
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